El ex ministro del Interior José Barrionuevo no tendrá que acudir el próximo martes a declarar a San Sebastián en la causa abierta por la muerte de la etarra Lucía Urigoitia, ya que podrá hacerlo por exhorto en un juzgado de Guadalajara, ciudad en la que se encuentra preso cumpliendo su condena de diez años de cárcel por el secuestro de Segundo Marey, informaron fuentes jurídicas.El defensor de Barrionuevo, Pablo Jiménez de Parga, dirigió un escrito a la titular del Juzgado número 2 de la capital guipuzcoana en el que pidió que se eximiera a su cliente del traslado a San Sebastián, dado que tiene intención de acogerse a su derecho constitucional a no declarar. Jiménez de Parga sugería que la diligencia se realizase en Guadalajara, previo exhorto del juzgado donostiarra.
La juez ha accedido a la petición de la representación de Barrionuevo y ha suspendido la diligencia en San Sebastián, que se llevará a cabo en Guadalajara.
Tras la sentencia del caso Marey, por la que cumple condena de diez años en la prisión de Guadalajara, Barrionuevo decidió acogerse a su derecho a no declarar en los procesos en los que le han ido imputando los jueces desde que perdió su inmunidad.
Tras perder el aforamiento del Tribunal Supremo, Barrionuevo ha sido imputado por la titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Madrid en el caso de los fondos reservados y por la del número 2 de San Sebastián en el de la muerte de Urigoitia.
Esta etarra murió en julio de 1987 en un enfrentamiento con fuerzas de la Guardia Civil en San Sebastián, pero en 1996 se reabrió el caso porque en uno de los documentos del Cesid encontrados al ex coronel Juan Alberto Perote se describía una supuesta manipulación de pruebas. El ex director del Cesid Félix Miranda declaró en el juicio contra Perote que no podía darse fiabilidad a esa microficha sobre la muerte de Urigoitia de un disparo en la cabeza porque no podía contrastarla al haberse destruido los originales.
Sin embargo, Barrionuevo, como máximo responsable de Interior, fue imputado en el caso nada más perder su aforamiento.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 31 de octubre de 1998