ENVIADO ESPECIALLa Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Suráfrica ha culpado al Gobierno blanco de la gran mayoría de las violaciones sufridas por los derechos humanos durante los años del apartheid; sin embargo, el Congreso Nacional Africano (CNA) de Nelson Mandela, que luchó durante cuatro décadas para acabar contra el régimen racista, ha sido el partido que ha mostrado una reacción más airada ante las conclusiones de la Comisión.
El presidente Mandela se ha distanciado de las reacciones de su partido y se ha situado por encima de la refriega política para aceptar las históricas conclusiones de la Comisión. Pero Thabo Mbeki, el hombre que sucederá a Mandela como presidente el próximo año, ha calificado el informe, publicado el pasado jueves, de "erróneo e insensato". "Parte del trabajo realizado por la Comisión es correcto, pero existen en él muchos elementos incorrectos", afirmó Mbeki que adelantó la posibilidad de que el CNA presente un recurso legal contra las conclusiones de la Comisión, cuya publicación intentaron detener legalmente, sin éxito, el pasado miércoles.
Curiosamente, fue el propio CNA el primero que impulsó la creación de la Comisión de la Verdad, mediante una ley aprobada por el Parlamento. Aún más curioso resulta el hecho de que el CNA sólo recibe críticas de pasada en el informe, en el que se afirma que la organización es culpable de un escaso número de atentados terroristas, con resultado de muertes entre la población civil, y que varios de sus miembros torturaron y asesinaron a supuestos traidores en sus filas.
El presidente de la Comisión de la Verdad, el arzobispo Desmond Tutu, afirma que el CNA se equivocaba si creía que se le iba a tratar de forma distinta a los demás partidos mencionados en el informe.
En la feroz crítica que pronunció el viernes contra el CNA, el Premio Nobel de la Paz de 1984 declaró: "El hecho de que sea el partido mayoritario en el Gobierno no les otorga privilegios. Yo no luché contra quienes se creían Dios para reemplazarlos por otros. Los oprimidos de ayer podrían ser los opresores de mañana. Deben saber que, si luchamos para derrocar a una tiranía, no fue para sustituirla por otra".
El Partido Nacional, que gobernó Suráfrica ininterrumpidamente entre 1948 y 1994, se mostró tan crítico respecto al informe como el CNA. "El informe es un desastre", declaró el líder del partido, Marthinus van Schalwyk. "Ha tenido que hacer tantas concesiones que ya no tiene ninguna credibilidad", añadió.
El ex presidente Botha, que se enfrenta a la perspectiva de ser procesado por haber cometido graves violaciones de los derechos humanos, no ha reaccionado ante el informe. Tampoco lo ha hecho la ex esposa de Mandela, Winnie, para quien la Comisión propone el procesamiento por asesinato y agresión.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 31 de octubre de 1998