Muchos separatistas se habían negado a ver en el Parlamento vasco desde que se constituyó, hace 18 años, parte de un plan para desmontar la férrea centralización del Estado franquista. Esta vez, sin embargo, se han expresado con fuerza para dar a la rama política de ETA, rebautizada Euskal Herritarrok (EH) (...), el 18% de los votos y 14 escaños en un Parlamento de 75,3 más de los que obtuvo en 1994. El mensaje era claro: aprobaban la decisión de renunciar a la violencia para buscar un Estado independiente por medios políticos. El PP (...) cosechó un aumento aún mayor: pasaron de 11 a 16 escaños. (...) Con el aumento del apoyo a los separatistas y a los conservadores, los resultados electorales dejaron gente bastante descontenta entre medias: los nacionalistas mayoritarios, (...) y los socialistas con sede en Madrid, que les han apoyado desde 1985. (...) Aun así, el PNV sigue siendo el mayor partido de la región, con 21 escaños, y se encargará de formar el nuevo Gobierno (...). El PNV puede aliarse con otro partido nacionalista, EA, y contar con el apoyo tácito de EH, eso ahondaría la profunda brecha entre aquellos vascos que se ven primero como españoles y luego como vascos y aquellos que se consideran exclusiva o fundamentalmente vascos. Otra posibilidad sería concertar una alianza con el PP (...), pero esto molestaría a sus partidarios en Euskadi. (...) Cuanto más tiempo se ponga a prueba la tregua de ETA, tanto mejor. Aznar necesita convencer a los españoles de que la violencia es de verdad cosa del pasado antes de empezar las conversaciones... al menos en público.
, 31 de octubre
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 31 de octubre de 1998