Francia aplicará este fin de semana un tratamiento drástico para disminuir la mortalidad en sus carreteras y las lesiones causadas por los accidentes de coche: junto a cada gendarme situará a un minusválido víctima de algún siniestro para que disuada a los conductores que infringen el código de la circulación.Tradicionalmente, el fin de semana de Todos los Santos es en Francia uno de los más peligrosos si nos referimos a sus consecuencias en materia de accidentes de carretera. No se trata tan sólo de las aglomeraciones que causa un hipotético puente, sino también de que coincide con el principio o final de la primera semana de vacaciones de los escolares. El tránsito aumenta, pues, de manera importante y, sobre todo, alrededor de París, esa capital que aglutina casi el 20% de la población de todo el país.
Las asociaciones de paralíticos de Francia o de víctimas de traumatismos craneales han aportado su ayuda. En 1995 hubo 78.000 personas que resultaron mutiladas o heridas de cierta gravedad, habiendo perdido 850 de ellas la movilidad del 50% o más de su cuerpo. Esas personas estarán junto a los policías para que, cuando éstos hagan parar a un conductor imprudente para multarle, éste escuche además el testimonio de quien es inválido a causa de una imprudencia o, simplemente, de no haber creído que la carretera es peligrosa.
El recurso del miedo
Se trata, pues, de una medida que persigue concienciar a los conductores temerarios por la vía de la culpabilización y el miedo. No todo el mundo ha aceptado la estrategia -las críticas hacen hincapié en el exhibicionismo del dolor y en la eficacia progresiva de la concienciación cívica-, pero lo cierto es que, en 1997, Francia vio cómo 7.998 personas morían en la carretera y 35.716 sufrían lesiones graves. La cifra es impresionante, pero hay que compararla con lo que sucedía 20 años atrás, justo cuando se decretó la obligatoriedad del cinturón de seguridad: 13.787 muertos y 95.099 heridos con secuelas era la cosecha trágica de aquella añada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 31 de octubre de 1998