La Liga tiene un líder soberano. El Celta, que desplegó su mejor repertorio en Chamartín, se confirma como una alternativa al Barcelona y Real Madrid. Es pronto para medir sus ambiciones, pero al fútbol español le conviene un equipo de su talante. El sábado jugó un partido maravilloso en todos los aspectos.El éxito del Celta supone el triunfo de una escuela entroncada con un fútbol natural, ordenado pero sin estridencias, lleno de detalles, construido alrededor de exquisito uso del balón. Eso que todos los aficionados conocen como buen juego. Un año después de su destitución en el Tenerife, Víctor Fernández, entrenador del Celta, vive la sinuosa naturaleza de su profesión. Son días felices para un técnico que ha decidido mantener la estructura del equipo e interpretar el fútbol desde la cordura y el buen gusto.
La espectacular actuación del Celta puso en evidencia varios defectos del Madrid, que se aboca a la crisis. Su calendario en las próximas semanas es dificilísimo, con partidos frente al Valencia, Inter de Milán, Vasco de Gama y Spartak de Moscú. Si el Celta es una mezcla homogénea de calidad y jugadores, el Madrid representa el desperdicio del talento por el desorden, la pereza y la vanidad. Sus posibilidades son inmensas, pero en el horizonte comienza a apreciarse un síndrome de repetición, el síndrome Heynckes.
El Barça aprovechó el patinazo madridista para desterrar sus fantasmas. Aplastó al Tenerife en la segunda parte y ahora está colocado en el segundo puesto. Van Gaal encuentra por fin un margen de maniobra frente a sus críticos, aunque de manera circunstancial dada la condición volátil del fútbol. Por ahora ha traspasado sus problemas a Hiddink.
La jornada se cobró una víctima de gran calibre. El Athletic recibió cinco goles en San Mamés. En puesto de promoción, el equipo bilbaíno parece desconcertado y tenso, como en los días del funesto Stepanovic.
El Mallorca sufrió en Valladolid la primera derrota de la temporada. A Cúper no se le moverá un músculo. Es su carácter y el de su equipo. Clemente, más expresivo, gana con pocos goles, pero gana, que es lo que necesitaba el Betis después de un arranque lamentable en la Liga. Venció a la Real y prosigue su escalada. En cambio, el Atlético se mantiene en lo suyo. En el Manzanares es una cosa y fuera otra. Muy poca cosa, como demostró en Villarreal.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 16 de noviembre de 1998