La muestra de grabados de Francisco de Goya que la Fundación Juan March ha llevado este otoño a La Habana ha batido récords. A pesar de la escasez de transporte público y de las dificultades de promoción derivadas de la crisis, más de 15.000 cubanos han pasado en mes y medio por el convento de San Francisco, el lugar de la Habana Vieja donde la Oficina del Historiador de la Ciudad instaló la exposición, que hoy cierra sus puertas. Decenas de colegios, institutos militares y escuelas de arte han acudido al convento de San Francisco a ver los 218 grabados de Goya que componen la muestra y que están divididos en cuatro grandes series -Caprichos, Desastres de la guerra, Tauromaquia y Disparates y proverbios-. Las que más han gustado a los cubanos por su fuerza, ironía y tremendismo han sido Caprichos y Desastres, series de 80 grabados cada una. Al público heterogéneo de pioneros, militares, turistas y abuelos que atiende la Oficina del Historiador, Eusebio Leal, hay que agregar, como hecho curioso, la aparición de un "pariente" de Goya. Su nombre, nada más y nada menos, que Troadio Pérez Goya, un joven natural de Villa Clara que escribió una carta a Nieves Benítez, la directora del convento de San Francisco. "Quiero que me ayude a conocer a los descendientes de Francisco", le pide Troadio a Nieves, después de expresar que su abuelo, de 92 años, está vivo y asegura ser descendiente de Goya, pués ¡es natural de las islas Canarias! Otro hecho ajeno al arte tocó de refilón a la exposición: una noche unos jóvenes cacos trataron de entrar al convento, pero los sistemas de alarma se dispararon enseguida y fueron detenidos. Al final, tanto los organizadores españoles como cubanos, coincidieron en que la muestra fue un éxito absoluto. Y con pariente y todo.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 28 de noviembre de 1998