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Tribuna:

¡Viva la Constitución!

La Constitución ha cumplido veinte años. Nació de un consenso feliz. Eran otros tiempos. Le veíamos todavía las orejas al lobo de la dictadura. Nació la Constitución porque los políticos, en aquel tiempo crítico, supieron estar a la altura de las circunstancias. A los veinte años de su nacimiento, y cuando se habla de la necesidad o no de contemplar alguna reforma, pedimos los ciudadanos que, pase lo que pase, sea con acuerdo, que vuelva el consenso a la vida política, aquel espíritu, que no quiere decir la renuncia a ninguno de los principios de cada cual, sino la capacidad de todos de encontrar los puntos de encuentro en lo fundamental. La Constitución nació libre y elástica, todo lo contempla, incluso su propia reforma. Por eso, ahora que algunos vuelven a las pasiones, nunca buenas en política, serenemos las posturas y admitamos que todo es posible, si fuera necesario. Lo que también está por demostrar, por cierto. Porque si la Constitución admite su propia reforma, sin miedo, es también como todas las leyes, pero acaso más que ninguna por la amplitud y la ambición de su servicio, susceptible de casi infinidad de lecturas, por tanto de tener soluciones. Andalucía celebra al mismo tiempo que los días felices de la aprobación de la Constitución, los felices días del encuentro en la calle como pueblo y las consecuencias políticas que aquello tuvo, que nos trajeron a hoy, después de haber conseguido la autonomía por la vía rápida que la Constitución contempla. Con ella, y poniendo a trabajar el deseo de los andaluces, fuimos protagonistas de nuestra propia historia, como nunca. Aquellos días intensos de dos diciembres, el de 1977 y el de 1978, nos llevaron al 28 de febrero. Fechas en el calendario para la historia de Andalucía. La primera la protagonizamos solos. La segunda fue de todos los españoles que aprobamos la Constitución, Ley de leyes, para la libertad, que nos permitió cumplir nuestro deseo de pueblo, el de acceder a la autonomía por la vía de su artículo 151. Por eso, y por todo, ¡viva la Constitución!

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 8 de diciembre de 1998