Si yo fuera católico, que no lo soy, tendría suficientes razones para seguir siéndolo, simplemente leyendo al teólogo Enrique Miret Magdalena. Tantas como para dejar de serlo, al considerar las conductas de determinados obispos nacionalistas, especialmente del mesiánico José María Setién.- . .
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 8 de diciembre de 1998