Mi hija tiene 20 años, es estudiante y la acaban de suspender en el práctico (la primera vez). Yo me saqué el carné en el año 1968, y, aunque había autoescuelas, me presenté por libre y aprobé, y reivindico que ahora sea posible presentarse por libre y acabar así, los que lo queramos, con el extraño negocio de los examinadores de Tráfico (me niego a llamarles a esos individuos "ingenieros") con las autoescuelas.
Ya el examen teórico es ridículo. Las preguntas de doble negación abundan y no pretenden conocer si la persona sabe o no, sino que aquí lo único importante es hacer un número de test elevado, para aprender los extraños vericuetos mentales de la DGT (las autoescuelas, encantadas, por supuesto).
En cuanto al práctico, los autotitulados "ingenieros", en manifiesta convivencia con los profesores que celebran cada suspenso con un incremento de clases, se cargan a la mayoría de los presentados, usando criterios engañosos o siendo ellos mismos los que generan el error.
En el caso de mi hija, el ingeniero le dijo: "¡A Móstoles, por la derecha!", mientras iba por la autovía y todavía no se veía el cartel de aviso de salida, pero había otro largo carril a la derecha con línea discontinua.
La reacción natural, después de ver que no venía nadie, es irse a la derecha.
Resultó que no era la desviación, sino un larguísimo carril de aceleración, por lo que mi hija al final regresó a la autovía y tomó la desviación a Móstoles. Resultado: suspenso. "Error de observación". Esto, me informan, se produce habitualmente, porque estos funcionarios, de malos modos, de peor carácter y de injusta arbitrariedad, juegan así con los más jóvenes, que poco pueden hacer, mientras que florece el negocio de las clases de las autoescuelas.
Mi petición es clara, la responsable es la DGT, y si no lo arregla (y lleva así mucho tiempo), los más jóvenes deben recordar quién les hizo la faena y votar en consecuencia. El miedo al voto puede hacer maravillas.
En cuanto al ingeniero número "X", ¡que te zurzan!—
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 19 de diciembre de 1998