Javier Gómez González, el perturbado que el pasado 23 de junio secuestró y desvió hasta Manises un avión que volaba de Sevilla a Barcelona, volverá a casa este fin de año. El juez de Quart de Poblet encargado de investigar el caso ha decretado su libertad provisional, con la única obligación de someterse a un tratamiento psiquiátrico adecuado. Gómez, de 43 años y vecino de la capital andaluza, ha permanecido durante seis meses en el pabellón psiquiátrico del centro penitenciario de Picassent, donde fue recluido después de que secuestrara el Boeing 727 de Iberia esgrimiendo por toda arma el mando a distancia de un televisor, que hizo pasar por el detonador de un explosivo teóricamente alojado en la zona de carga de la aeronave. La decisión del juez intenta responder a las especiales características del detenido, que no recibía la asistencia médica adecuada en el centro penitenciario. De hecho, Gómez fue detenido por la Policía después de que su psiquiatra habitual le hiciera deponer su actitud tras una conversación telefónica. El secuestrador conminó a la tripulación del avión, en el que viajaban 127 pasajeros, a desviarse hasta la capital de Israel, Tel-Aviv. El capitán del Boeing aterrizó en Manises para repostar. Allí, la Policía, que habló con varios pasajeros a través de sus teléfonos portátiles, puso fin al efímero protagonismo de Javier Gómez.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 31 de diciembre de 1998