Soy un abonado del Teatro Real en la zona de paraíso (la más alta del teatro) y tengo que decir que me llevé una grata sorpresa en la representación de La Bohème, porque, por primera vez, el teatro abrió toda la embocadura del escenario, lo que me permitió disfrutar al máximo del espectáculo. Esperamos que no sea la última vez, ya que así creo que se mejora mucho la visibilidad y se ven favorecidas varias localidades. Gracias a los responsables de tal idea.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 31 de diciembre de 1998