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El mundo del remonte despide en el Galarreta a Joxean Agerre

El remonte se prepara para vivir una larga temporada aferrado a la nostalgia. Con su retirada, anunciada de lejos y oficiada ayer en el frontón Galarreta de Hernani, conocido como la catedral de la especialidad, el remontista Joxean Agerre provoca la cojera transitoria de la espectacular modalidad. Agerre, de 35 años, se marcha de las canchas empujado por la irrupción de una joven generación pujante liderada por apellidos como los de Altuna II, Iriarte o Zeberio II. El zaguero, nacido en Asteasu (Guipúzcoa), revitalizó con su juego una especialidad que amenazaba con languidecer después de perder de golpe a toda una generación de perfil aparentemente insustituible (Erro, Raúl, Ayerbe). La cita, en estos casos siempre emotiva, llenó las instalacione del frontón Galarreta que exhibió un festival de lujo: por un lado se enfrentaban la pareja formada por Agerre y Elizalde a la formada por Aizpuru y Matxin. Por otro lado, jugaron Zeberio II y Etxabe contra Altuna I e Iriarte. Relevo generacional Es decir, dos encuentros protagonizados por dos generaciones diferentes, una próxima del adiós, la otra (la de los campeones sub-25 capitaneados por Koteto Ezkurra), dueña del futuro de este juego. El festival programado simbolizó el inevitable (y tranquilizador porque asegura la regeneración del remonte) relevo generacional. Agerre encabezó una escuela formada por zagueros como Imanol Mujika, Aizpuru o Eizaguirre y delanteros como Aseginolaza, Intxauspe, Elizalde o Matxin, estos dos últimos y Aizpuru actores del festival disputado ayer. Sin embargo, esta generación vivió serios momentos de duda debido a las lesiones de Intxauspe, Mujika y Aseginolaza, hechos que debilitaron por un tiempo la salud del remonte. Como ocurre con todos aquellos que marcan un deporte con su influencia, el mundillo pelotazale echará de menos la personalidad del zaguero, un bien intangible que convierte en especial el adiós de Agerre.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 17 de enero de 1999