El ministro ruso de Exteriores, Ígor Ivanov, cuyo viceministro, Alexandr Avdéyev, se entrevistará hoy mismo con Slobodan Milosevic, opinó ayer en Moscú que el problema de Kosovo no debe resolverse con amenazas de intervención militar contra Yugoslavia, sino a través de los esfuerzos de pacificación ya en marcha. El Gobierno ruso tiene muy clara su postura en este conflicto: los bombardeos de la OTAN "sólo complicarían la crisis". Ivanov tampoco acepta que, en esta guerra, los serbios sean los verdugos y los kosovares las víctimas.En su petición de investigar la reciente matanza de 45 albaneses,el embajador ruso ante la ONU, Serguéi Lavrov, puso el énfasis ayer en las "acciones impermisibles del así llamado Ejército de Liberación de Kosovo" y añadía que el Consejo de Seguridad ha sido incapaz de reaccionar a las "continuas violaciones de sus compromisos" por los kosovares, dejando desatarse así "una espiral de violencia". Aunque Rusia niega tener objetivos diferentes a los de Occidente, ningún otro país ha mostrado tanta comprensión a los argumentos del líder serbio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 20 de enero de 1999