El Gobierno de Belgrado y las autoridades de Kosovo tienen cuatro semanas de plazo para negociar una solución pacífica a sus profundas diferencias sobre la provincia yugoslava de mayoría étnica albanesa. Si no lo consiguen, la intervención militar será inevitable. Éste es el mensaje surgido de la reunión mantenida ayer en Londres por los ministros de Exteriores de EEUU, Francia, Italia, Alemania, Reino Unido y Rusia. La cita para los representantes de Belgrado y Pristina es el próximo 6 de febrero en Rambouillet, cerca de París. Los titulares de Exteriores de Francia y del Reino Unido dirigirán la negociación. Mientras tanto, una nueva matanza puso ayer en primer plano la brutalidad de la situación en Kosovo. La policía serbia lanzó una ofensiva en Rugovo, en la frontera con Albania, como represalia contra los militantes del Ejército de Liberación de Kosovo, que en un ataque habían dado muerte a un agente serbio. La operación concluyó con la muerte de 24 kosovares armados pero que vestían ropas civiles, según confirmaron los observadores europeos.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 30 de enero de 1999