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TRIBUNA

Jordania, ¿para qué?

Jordania tuvo graves problemas de parto; no abundan los jordanos. El país nació tras la desintegración del Imperio Otomano, en 1918, pero, a diferencia de los restantes Estados de la zona -Irak, Siria y Líbano, creados como mandatos de la Sociedad de Naciones en 1920 por el colonialismo europeo-, nadie pensó entonces en inventar nada llamado Jordania. El país existe por la obstinación de Abdulá, abuelo del actual monarca, Hussein.Londres había prometido en 1915 al guardián de los Santos Lugares del islam en La Meca, jefe de la dinastía hachemí y padre de Abdulá, un reino del Mediterráneo al Éufrates a cambio de que se rebelara contra Estambul en la I Guerra. Pero, aunque hubo rebelión, no hubo reino, sino reparto colonial del territorio entre Londres y París.

Abdulá quería Siria o, cuando menos, Irak; pero en Damasco se instaló en 1920 una república bajo control francés, y el Reino Unido coronó en Bagdad a su hermano Faisal. El príncipe sin tierra optó entonces por crear realidades por su cuenta, estableciéndose con 300 seguidores en Maan, villorrio del desierto al este del Jordán, para reivindicar Palestina, también bajo mandato británico; es decir, el actual Estado de Israel, Cisjordania y Gaza. Si tenía Jerusalén, no se había perdido todo, aunque no le interesara gran cosa el país transjordano, con una población de apenas 300.000 itinerantes del camello.

En 1921, el Reino Unido reconoció a Abdulá como emir, pero desgajando el mandato sobre Palestina de la nada donde se le permitía reinar. La demarcación del territorio frenaba la expansión francesa desde Siria y acotaba el área de inminentes hostilidades entre árabes y judíos a una estrecha faja al oeste del Jordán.

El emirato, que sólo en 1946 se convirtió en Jordania, es una tierra de fronteras tiradas a compás, que no se superponen a ninguna realidad histórica anterior, pero de gran interés estratégico para Londres, porque era como una mano proyectada desde los campos petrolíferos iraquíes al Mediterráneo, a través de Palestina. Eso dio una entidad, si no antropológica, sí geopolítica al país, que constituía una excelente posición defensiva del canal de Suez y una continuidad territorial con el crudo de Mosul.

La población de Jordania, convertida en reino independiente en 1948, se compone de una minoría beduina, que ha desarrollado una lealtad tribal a la dinastía, y una mayoría palestina, que, sobre todo desde la creación de la OLP en 1964 y su reivindicación de un Estado nacional, muestra sólo un sucinto apego a la monarquía. Por eso, el futuro de Jordania preocupa en Washington, porque Hussein ha dominado con mano maestra ese casi vacío nacional, pero no está nada escrito sobre lo que pueda ocurrir con un sucesor al que no le sobran jordanos en Jordania.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 31 de enero de 1999