El tramo de la N-II entre Cervera e Igualada, el único entre Madrid y Barcelona que no es autovía, fue el año pasado la carretera leridana con mayor número de accidentes de tráfico; incluso superó a la comarcal de Lleida a La Seu d"Urgell, la C-1313, que estaba considerada la de mayor índice de siniestralidad de toda la provincia. Durante 1998 fallecieron 88 personas en las carreteras leridanas.
Según las cifras que dio a conocer ayer la Jefatura Provincial de Tráfico, el 20,83% de todos los accidentes mortales registrados en las carreteras de Lleida durante 1998 se produjeron en la N-II, en el tramo comprendido entre Cervera y el límite con la provincia de Barcelona, y el 11,11% en la C-1313. Estas dos vías, con un solo carril de circulación por cada sentido, son las que soportan un mayor volumen de tráfico y también las que se hallan en peores condiciones. Entre ambas sumaron un total de 23 accidentes mortales. Juan Sánchez, responsable del destacamento de la Guardia Civil de Tráfico, aseguró que el tramo de la N-II que aún no es autovía se ha convertido en el más conflictivo de las carreteras leridanas. "Cuando se transforme en autovía, los accidentes en esta carretera se reducirán prácticamente a la mitad", afirmó Sánchez, quien atribuyó la disminución de los siniestros en la C-1313 a la represión del contrabando de tabaco procedente de Andorra por grupos especializados de la Guardia Civil. El mayor número de accidentes mortales se registró en los meses de verano, con un total de 41 víctimas. Las infracciones y el error humano provocado por distracción, somnolencia o ingestión de alcohol por el conductor fueron las principales causas de los accidentes. El año pasado disminuyó el número de víctimas mortales entre los conductores de 18 a 24 años -pasó del 21,1% al 14,7%-, mientras que aumentó en las franjas de 15 a 29 y de 50 a 59 años.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 5 de febrero de 1999