Jesús Gil Marín se presentó ayer con un discurso moderado, alejado de las estridencias que han hecho célebre a su padre. Aseguró que su partido jamás entrará a cuestionar la soberanía española de la plaza, aunque puso un ejemplo desafortunado al citar a Hong Kong como modelo de una Ceuta convertida en centro internacional de negocios. No fue la única referencia a la excolonia británica devuelta a China. Cuando la comitiva pasó junto al campamento de inmigrantes de Calamocarro, los dirigentes del GIL anunciaron su intención de construir un aeropuerto sobre el mar. La idea no debe de estar madura, ya que no se presentó en la rueda de prensa, en la que se firmaron dos "protocolos" con una empresa británica, International Hospitals Group, y otra española, Termolisis y Reciclaje, para instalar un hospital y una planta de eliminación de residuos sólidos. Los documentos sólo comprometen al GIL, que, si gana, deberá encargar a las firmas, es de suponer que cumpliendo los requisitos legales, sendos proyectos, cuyas características, presupuesto y financiación se ignoran.
22.000 millones
La importancia de Ceuta sobrepasa con mucho la de un municipio de 65.000 habitantes. Tiene un presupuesto de 22.000 millones de pesetas este año y las competencias de las comunidades de la vía lenta, salvo Educación y Sanidad. Participa en los organismos del Estado en los que están presentes las comunidades autónomas y su presidente, salvo por antigüedad, tiene el mismo rango protocolario que Jordi Pujol o Juan José Ibarretxe. Dada la escasez de suelo, las posibilidades de crecimiento urbanístico son limitadas. Pero tiene un régimen fiscal privilegiado: sólo se paga un 50% del IRPF y del Impuesto de Sociedades y la ciudad recauda las tasas sobre tabacos e hidrocarburos, así como el IPSI, del 10% como máximo, que sustituye al IVA.
De ahí, las referencias al "centro de negocios" que hizo quien no pasó tampoco por alto la existencia del casino, una concesión administrativa cuyo control y renovación depende de la comunidad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 5 de febrero de 1999