Las primeras investigaciones de la Ertzaintza sobre la muerte del presunto etarra del comando Donosti José Luis Geresta avalan la tesis de que se suicidó de un tiro en la cabeza. La prueba de la parafina muestra que había restos de pólvora en una mano. Además, en el lugar donde se encontró el cuerpo sólo se ha localizado un casquillo de bala. Los partidos nacionalistas mantienen sus dudas. Los integrantes del Pacto de Lizarra se reunieron ayer en Bilbao y acordaron promover una respuesta contundente por lo ocurrido. Mientras, en el Ayuntamiento de Zizurkil (Guipúzcoa), localidad natal del fallecido, PNV, EA y HB apoyaron un comunicado en el que consideran lo ocurrido "un episodio más de la guerra sucia".
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 23 de marzo de 1999