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CARTAS AL DIRECTOR

La OTAN y los Balcanes

El problema crucial de los países balcánicos es el choque de nacionalismos exacerbados. Todos tienen motivos históricos para sentirse agraviados, perseguidos, dañados, odiados por sus vecinos. El caso es que ninguno se da cuenta de los daños que ha causado a los demás, sólo de los que le han causado a él. Y casi siempre, el daño que le causó el vecino fue que quiso ser tan imperialista como él y tuvo la suerte de vencerle militarmente.Desde su nacimiento, esos países han soñado con ser grandes, y ninguno se resigna a ser pequeño. Como dice el himno serbio, "eres mentiroso si dices que Serbia es pequeña". En las escuelas se aprenden mapas medievales: "Gran Serbia", "Gran Bulgaria", "Gran Hungría"... A los niños se les enseña que ésas son las auténticas fronteras del país, pero un malvado enemigo impidió su glorioso destino, y ahora es el momento de volver a ser fuertes y grandes. Por supuesto, si su país fue grande una vez se debió a que conquistó o exterminó a sus vecinos, pero eso no se tiene en cuenta: lo único que motiva, a todos, es recuperar las tierras que una vez formaron parte de su imperio.

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Todos sueñan con una política expansionista, pero ninguno se atreve a ponerla en práctica. Excepto Serbia, y por eso sus vecinos la temen: temen su historia agresiva, temen su capacidad militar y temen su probada determinación de hacer uso de su fuerza.

Por eso, todos ellos ven con alivio la intervención de la OTAN, e incluso algunos, como Hungría, ha corrido a acogerse bajo su paraguas. Otros, como Bulgaria, Croacia y Rumania, sueñan con hacerlo.-

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 28 de marzo de 1999