El concepto ético de libertad radica en la capacidad que tengan los ciudadanos para darse a sí mismo leyes y normas, lo que propicia una autonomía de actuación que está en la base de la calidad del sistema democrático. Así se expresó ayer la catedrática de Ética en la Universidad Autónoma de Barcelona Victoria Camps, en su intervención Ética pública y calidad de la democracia en el seminario Democracia y libertades. Los retos del nuevo siglo, que se desarrolla en la UIMP de Valencia. Camps sostuvo que la calidad hay que entenderla como la "recuperación" de la máxima de Protágoras de que el hombre es la medida de todas las cosas, a pesar de la dificultad de que implica la tendencia de reducir todo a una cantidad numérica y la opulencia material. También advirtió del peligro de la tiranía de las mayorías y de la amenaza para la libertad que supone la supeditación a la tecnología. La filósofa y ex senadora destacó la teoría de la justicia de Rawls en la "que lo fundamental es que los individuos puedan escoger la forma de vida que quieran" y afirmó que la democracia debe proporcionar "las condiciones de igualdad de oportunidades". "El hombre de hoy es un hombre sin atributos", añadió Camps citando el título de la novela de Musil, al tiempo que arguyó la necesidad de saber lo que se debe hacer, a pesar de que esta actitud puede ser calificada de doctrinaria. Por su parte, el catedrático de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid Fernando Vallespín clasificó los periodos de la democracia en el siglo XX -de 1919 a 1939; de 1945 a 1989, y hasta la actualidad- y señaló que, hoy en día, la democracia es el único régimen político legítimo, que contrasta con su funcionamiento defectuoso en un gran número de nuevas democracias. En este sentido, Vallespín consideró que el régimen peruano de Fujimori no es una democracia, a pesar de que es menos malo que otros sistemas. También abundó en el problema de la "desterritorialización" de los espacios políticos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 21 de abril de 1999