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Tribuna:

Guardar boca

El ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, se ha negado en el Congreso a dar explicaciones, a dar una versión de los hechos que determinaron la muerte de Miriam en un control de alcoholemia. No quiere entrar en el fondo del asunto y pide que se mantenga la confianza en la Guardia Civil. Evidentemente que, en los últimos años, Andalucía ha mantenido y mantiene su confianza en la Guardia Civil sin necesidad de que la pida este ministro; ahí está el agradecimiento que otorgó a este instituto con la detención de Henri Parot, pero es que Miriam no era el tal Henri, ni iba a colocar explosivos. Esta falta de respuesta a situaciones que trascienden lo comprensible son las que motivan y generan falta de confianza y no, precisamente, en las fuerzas de seguridad. No es el instituto armado el que está en entredicho, sino la actuación de uno de sus guardias y la forma en la que se llevan a cabo los controles. El ministro debería responder y no ampararse en la existencia de unas investigaciones internas que, razonablemente, deben de estar acabadas, salvo que la incompetencia no sea sólo en los controles sino también para conocer unas actuaciones tan simples como las de saber el porqué se empleo un arma de fuego para detener un vehículo desarmado. No es pedir demasiado a este ministro que -como cuando de personas vascas se trata y mueren en un control o se suicidan, cuenta en poco menos de dos horas que ha sido en legítima defensa o que han puesto fin a su vida de manera voluntaria- dé una explicación doce días después de la muerte de una persona, salvo que únicamente abra boca para contentar a sus socios vascos y la guarde cuando de andaluces se trata. Esta sociedad, la andaluza, tan dada a la generosidad y al respeto a sus instituciones, quiere una explicación. Miriam se la merece, aunque no la entendería, su familia tampoco y todos queremos salir de ese silencio que definía una forma de hacer política en época no muy lejana. En cualquier caso, a diferencia de estos otros tiempos, en el que el silencio era el denominador que cubría a todo un pueblo y el callar era la respuesta, aquí existirá y se conocerá el porqué de esta muerte y de esta forma de hacer controles, quiera o no contestar el señor ministro.EUGENIO SUÁREZ PALOMARES

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 24 de abril de 1999