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CARTAS AL DIRECTOR

Con autorización

El sábado último, de madrugada, un individuo llama a la puerta de mi casa con ruido e insistencia tal que despierta y alarma a medio vecindario. Salgo desvelado y en pijama. Según dice, es taxista y está muy cabreado porque alguien que no me concierne usó de sus servicios y no le pagó. Pero jura que en la comisaría de policía del barrio Zofío (Usera) le dijeron que viniera en aquel momento a cobrar a mi domicilio. Ignoro por qué en la comisaría del barrio Zofío tienen a mano mi dirección para quitarse asuntos de encima. También ignoro por qué habrán decidido allí que se cobren en mi casa, los sábados de madrugada, los impagos de los taxis que circulan por Madrid.

Lo cierto es que, dado el carácter intimidatorio que tomó la situación, me dije: ¿estará armado este individuo que viene de madrugada y en nombre de la policía?, ¿se tratará de un atraco domiciliario? Y preferí darle el dinero que me exigió, le hubiera dado mayor cantidad, y excuso decir que no estaba el momento para pedirle recibo. Lo más sorprendente es que de la comisaría del barrio Zofío todavía no me han dado ninguna explicación ni desmentido ni disculpa de por qué me mandan esa gente.

Espero que la próxima vez elijan otro incauto, porque cuando se desmadran las instituciones "del orden" provocan medidas imprevisibles para repeler los abusos: la próxima vez esperaré a la puerta con un trabuco o llamaré a la comisaría del barrio Zofío para que acudan en mi auxilio.- .

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 24 de abril de 1999