No sirve de nada horrorizarnos ahora cuando nos enteramos del drama que están sufriendo las mujeres kosovares víctimas de violaciones masivas. Pero todavía podemos hacer algo: colectiva e individualmente, tenemos el derecho y la obligación de exigir a nuestros representantes que nos expliquen detalladamente cuál es la producción anual de armamento, cuánto de ello se dedica a la exportación y a qué países se vende. Tenemos el derecho y el deber de saberlo, y cuanto antes nos hagamos con esa información será mucho más fácil intentar atajar la próxima catástrofe.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 25 de abril de 1999