Destinado, al parecer, a ocultar los problemas reales, incluidos los del tráfico, el llamado día sin coches, como denuncia la Federación Regional de Vecinos, es demagógico, por cuanto tiene de excluyente, como el día de la bicicleta, etcétera. Más que oponer y excluir hay que integrar y colaborar. Las soluciones, parciales siempre, deben buscarse simultáneamente a todos los niveles, sin hacerlas depender sólo de la "buena voluntad" individual, siguiendo la vieja monserga conservadora de que somos malos y debemos convertirnos. Todavía padecemos demasiados pseudomoralistas que, disfrazados de progres, siguen buscando el único placer que conocen: el sádico de amargar la vida de los demás.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 26 de abril de 1999