Más de un centenar de los 135 diputados provinciales que han pasado por la Diputación desde 1979 asistieron ayer al acto conmemorativo de esta efeméride. En su discurso, el actual presidente, Rafael Román (PSOE), remarcó cómo debe ser la institución a la entrada de un nuevo siglo: "Un instrumento ágil y productivo, catalizador de todas las acciones que impliquen desarrollo y bienestar equilibrado y justamente repartido". Román subrayó que no existe ya el Estado de las provincias, sino el de las autonomías, consecuencia de la desaparición de un centralismo que tenía sus "tentáculos reticulares" en las provincias. El presidente gaditano defendió la existencia de la institución que, a su juicio "resulta imprescindible" como defensora de los intereses provinciales. Al acto asistieron también Gervasio Hernández Palomeque y Jesús Ruiz, ambos ex presidentes de la diputación. Sólo faltó el cuarto presidente, Alfonso Perales. Todos ellos fueron elegidos por el PSOE, aunque Hernández milita hoy en IU. Todos los discursos coincidieron en considerar el siglo XXI como la puerta del municipalismo, aunque también apreciaron de forma unánime la necesidad de modificar el sistema de transferencias. El ex diputado Antonio Morillo (UCD) recordó "el papel histórico" que desempeñaron las diputaciones hace 20 años, aunque expresó su pesar por el hecho de que los ayuntamientos no pudieran llevar a la práctica todos sus proyectos. "No fuimos no que queríamos ser y fuimos lo que no queríamos", dijo. Román dio un amplio repaso a las amenazas para la provincia, como el final del tratado pesquero con Marruecos o la pérdida de empleo industrial, frente al potencial de Cádiz.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 27 de abril de 1999