Una onubense de 32 años, María Cinta Millán Fernández, sufre un fuerte traumatismo en el cuello y contusiones de diversa consideración en el cuerpo, después de que ayer se le viniera encima la cornisa de un balcón situado en el número 9 de la calle Palacios en Huelva capital, en pleno centro peatonal de la ciudad. Una ambulancia del 061 trasladó a la herida al Hospital Juan Ramón Jiménez, donde se recupera favorablemente, según informó el Centro de Coordinación de Emergencias de la Junta de Andalucía.
El accidente, que pudo acabar en tragedia, se produjo a las doce de la mañana, la hora de mayor actividad comercial, en un edificio sobre el que pesa desde el 9 de abril de 1996 un expediente municipal de declaración de ruina. La Policía Local de Huelva, tras registrarse el suceso, cortó la calle durante más de dos horas para facilitar a los bomberos las tareas de saneamiento de la fachada ante el temor de que se pudieran producir nuevos desprendimientos. El informe de los técnicos municipales, que ordenaba la retirada de las cornisas y balcones por peligro de derrumbamiento, fue recurrido ante el juzgado por el propietario del inmueble, que alberga dos comercios a pie de calle, lo que impidió en su día el desalojo, según explicó el delegado de Urbanismo del Ayuntamiento de Huelva, Francisco Moro. "Este tipo de accidentes son el resultado, desgraciadamente, de la actitud de algunos dueños de edificios, que consiguen de los jueces la suspensión de las órdenes de ejecución dictadas por el Ayuntamiento porque aún no se ha declarado la ruina inminente", aseguró Moro. El edil anunció que el consistorio sancionará al propietario del edificio siniestrado, al que le exigirán responsabilidades y dará una orden inmediata de desalojo. El responsable municipal de Urbanismo subrayó además que muy cerca del lugar del siniestro, en la esquina de la calle Vázquez López, existe otro inmueble con la declaración de ruina inminente que todavía no se ha desalojado. "Ya hemos solicitado un auxilio judicial para poder llevarlo a cabo", explicó el edil. El suceso provocó el nerviosismo de los cientos de ciudadanos que paseaban por esa zona en el momento del desprendimiento y de los dueños de los comercios cercanos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 29 de abril de 1999