El valor de una muchacha, que le echó coraje e incluso propinó algún sopapo, fue fundamental para hacer el retrato-robot de un hombre que durante un mes exacto había acosado sexualmente a siete mujeres en la zona del Aljarafe. La última víctima consiguió defenderse y a base de golpes forzar la huida del acosador. De paso, quedó una definición perfecta, que facilitó la búsqueda a la Guardia Civil, que ayer llevó al presunto agresor ante el juez de guardia en Sanlúcar la Mayor. El pasado lunes de Feria, la joven circulaba en un ciclomotor camino de su casa cuando un joven le pegó un golpe y la tiró sobre el asfalto. Intentó tocarla e incluso le rompió el pantalón, pero, aparte de abortar el abuso, la joven pudo definir meridianamente a su agresor: unos, 30 años de edad, entre 1,60 y 1,70 metros de altura, ojos negros, cara redonda, delgado y conduciendo un ciclomotor Puch rojo y negro, de marchas, sin matrícula y con intermitentes ovalados. Tras revisar todas las fichas de ciclomotores de Sevilla y el Aljarafe, la Guardia Civil consiguió identificar a un vecino de Aznalcóllar. Su caso coincidía con el de otras seis víctimas desde el pasado 19 de marzo. Las siete mujeres presuntamente asaltadas en Gines, Pilas o Espartinas por el acusado le reconocieron cuando se les puso delante. No llegó a violar a ninguna por diversos motivos, pero sí las ultrajó y toqueteó e incluso llegó a amenazar a una menor con matar a su novio si no accedía a sus propósitos sexuales. El ahora detenido atacó a esta adolescente en dos ocasiones. El ahora acusado ya tenía antecedentes de abusos, incluso en su propia familia. Una vecina de Aznalcóllar también había sido presuntamente agredida por este joven sin trabajo fijo. Además, la descripción y la manera de actuar del individuo coinciden con una denuncia presentada previamente por una ciudadana extranjera. Aparte de las pruebas aunadas por el Equipo Mujer-Menor (Emume) de la Guardia Civil y las distintas policías locales de la zona, se encontraron distintos efectos personales de la jóvenes agredidas en el domicilio del supuesto agresor.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 29 de abril de 1999