Tras un paréntesis de veinte años convertido en bingo y dos de obras, el Café Iruña de Pamplona, el más antiguo de la ciudad, volvió a abrir ayer sus puertas con el mismo sentido que le vio nacer hace 111 años, el 2 de julio de 1888. Quinientos metros cuadrados ubicados en el corazón de la ciudad, destinados a café, bar y restaurante y que promoverá actividades culturales diversas para engarzar, como lo hizo suhistoria, su función lógica con la actividad de algunos de sus otrora asiduos visitantes: Ernest Hemingway, Arthur Miller, Orson Welles o Ava Gadner.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 29 de abril de 1999