En plan estelar, Reyes Estévez venció en la prueba de 1.500 que sirvió para inaugurar la pista del Estadio Olímpico de Sevilla. Esta vez eligió una de sus artes favoritos, un brusco cambio de velocidad a falta de 250 metros para el final de la carrera. Así ganó el pasado año en los Campeonatos de Europa. Nadie le siguió entonces y nadie le siguió ayer en una prueba que reunía a una notable colección de especialistas. Entre ellos figuraban Isaac Viciosa y el keniano William Tanui, campeón olímpico en Barcelona 92. Aunque Tanui ha visto pasar sus mejores días, todavía es una referencia en el medio fondo.Para los atletas, la carrera servía como compromiso protocolario y como apertura de la temporada. Con estos antecedentes, pocas conclusiones se podían sacar. Sin embargo, en el dominio arrollador de Estévez, que ahora se entrena con Fermín Cacho en Soria, se apreció la calidad de un atleta que está en condiciones de mirar de frente al gran Hicham El Guerruj en los próximos campeonatos del mundo. La prueba discurrió tranquila hasta los últimos 300 metros. Los tiempos de paso (1.01 minutos en el primer 400, 2.06m en el 800) daben fe del carácter de la carrera. Pero había interés por observar a Estévez y Viciosa en su primer duelo de la temporada. Sólo se vio a Estévez, que se manejó con la confianza de los grandes. Eligió el momento, cambió el paso y se despidió de todos sus rivales entre el entusiasmo del público, que comprendió lo que sucedía: enfrente estaba un atleta capaz de conseguir el título mundial en el mes de agosto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 6 de mayo de 1999