Gonzalo Rojas (Chile, 1917), una de las voces poéticas latinoamericana más relevante, opina que en la actualidad hay un exceso de premios. "Hoy todo se premia y existe como una apuesta a ser premiado. Y los premios son uno de los mayores riesgos para el escritor, uno cae sin querer en la figuración; son un espejismo y una farsa comercial", dijo ayer en la presentación de un taller de poesía que imparte esta semana en la Casa de América. Rojas añadió que haber sido galardonado con el I Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 1992 y con el Premio Nacional de Literatura en Chile, entre otros, no le ha cambiado nada su reserva hacia "el estruendo y la publicidad".Para aquellos que quieran dedicarse a la poesía recomendó un gran dominio del ejercicio de escribir y ganar el oficio. Opina que la palabra es el más peligroso de los bienes y considera que sólo se aprende de los propios errores. El autor de La miseria del hombre y Desocupado lector acudió al surrealismo para afirmar que con la imaginación no basta. "El surrealismo sembraba la libertad en la cabeza de cada uno y era el caldo de cultivo, pero defendía la espontaneidad y el automatismo, y eso no es así. La primera línea nos la pueden dictar los dioses, pero luego tenemos que seguir nosotros". A sus 80 años, Rojas sigue siendo un utópico ("no se han cancelado las grandes utopías") y un vitalista ("uno no puede caer en esa situación de minusválido, no es para tanto").
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 18 de mayo de 1999