Cajas De Jaime Pujol. Intérpretes, Pepe Galotto, Pepe Sobradelo. Iluminación, Pelegrí Duart. Vestuario, Anabel Sol. Escenografía, Salva Bolta. Dirección, Jaime Pujol. Sala Moratín. Valencia.Supongo que a ningún aficionado al fútbol le gustaría que los jugadores ofrecieran hora y media de reflexión o de broma acerca de su oficio en lugar de dedicarse a darle al balón, que es para lo que el público paga la entrada. Algo tan obvio lleva camino de convertirse en hábito en los escenarios, donde no hay autor que se precie que no acabe endilgándonos su texto donde se habla del teatro desde dentro del teatro, ya sea en los pasillos, camerinos o aprovechando el juego de entradas y salidas del escenario. Sólo a los cineadictos mitómanos les pirra ver la cámara en el interior de un encuadre de la peli que están viendo, y ello porque toman la chapuza por decisión deconstructora. En fin. Jaime Pujol tiene mucho teatro leído y alguno escrito: razón de más para sugerirle que no precisa ponérselo tan fácil en el inicio de una carrera que podría ser brillante. En realidad, no tiene nada que añadir a una fórmula ya algo desgastada, salvo alguna que otra variante condenada a aflorar en el recorrido de esta especie de subgénero teatral. Su habilidad para los diálogos, que pese a todo suenan como a mil veces escuchados, por lo que puede adquirir los trucos del oficio antes de arriesgarse en el talento, sería la misma si quisiera hacer directamente teatro, aunque aquí tiene la fortuna de contar con dos actores de fuste. Pepe Sobradelo tiene ese punto de energía incontrolada que convierte en verosímil a la vez que en inquietante casi todo lo que hace, y Pepe Galotto posee esa rara virtud del que llena el espacio sin necesidad de decir nada. Es el trabajo de estos actores, y la sospecha de lo que podrían dar de sí, lo que a ratos salva este montaje.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 18 de mayo de 1999