Conil (16.687 habitantes), paraíso enclavado en la costa de Cádiz, cuadruplica su población en verano con la avalancha turística. Sin embargo, no hace falta la llegada de la canícula para ver a guiris haciendo vida por el pueblo. Casi todos son alemanes y han establecido su residencia aquí. Unos pocos llegaron hace 30 años atraídos por el hotel Flamenco y ahora más de un millar de personas aprovecha las condiciones óptimas del clima y la tranquilidad del otoño y del invierno. Es fácil ver a parejas de jubilados contemplando el horizonte desde los espectaculares acantilados o tomando baños de sol y agua en las calas, justo cuando los conileños empiezan a taparse con jerseys.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 1 de junio de 1999