Al británico Phil Collins no le podrán acusar esta vez de hacer concesiones al pop edulcorado. El nuevo álbum del antiguo batería de Genesis, A hot night in Paris, constituye su debú discográfico como líder de una big band de lujo, con Gerald Albright en el saxo alto, Tito Carrillo en la trompeta y su inseparable Daryl Stuermer a la guitarra, entre otros. Collins, que el año pasado exhibió su hasta ahora inédita faceta jazzística con una gira por Estados Unidos y Europa (pero sin escala en España), realiza versiones casi irreconocibles de algunos de sus temas clásicos (Sussudio, Invisible touch, I don´t care anymore), se mide en duelo con George Duke en Pick up the pieces y se atreve con una lectura del Milestones del gran Miles Davis. Esta vez, el autor de Against all odds no canta una sola palabra, pero salda una deuda personal: la fascinación que sintió por la big band de Buddy Rich cuando la escuchó por primera vez, hace 33 años.- ,
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 12 de junio de 1999