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Tribuna:EL QUIRÓFANO

En semifinales

- De una tacada. España dio un gran golpe venciendo ayer a Francia, pero ahora queda lo más importante. No obstante, este equipo cuenta con experiencias positivas acumuladas. Los españoles están acostumbrados a ganar con sus clubes y tienen ambición para lograrlo con el equipo nacional.- Equipo compacto. Más allá de las excelentes estadísticas ofensivas y defensivas, el equipo transmite excelentes sensaciones. España se asienta en las bases de los equipos competitivos: gran defensa y contraataque, extraordinaria portería -Barrufet está en camino de convertirse en el mejor portero español de todos los tiempos- y un juego equilibrado en ataque. Todo ello sin estrellas. El rendimiento está en la amalgama de fuerzas débiles que componen el equipo: Guijosa, Ortega, Urdangarín, Shepkin, Olalla -dentro del gran tono general- son los hombres que conducen silenciosamente al grupo.

- A vueltas con Tálant. El estado físico y el nivel de juego de Talánt Duishebáiev centra las dudas. Tálant es un enorme jugador -nadie lo pone en duda- y ha dado a España un impulso y un carácter memorable. Ahora bien, no se puede olvidar que el mejor juego del equipo español en los dos últimos años ha coincidido con las actuaciones menos espectaculares de Duishebáiev. Resulta paradójico -o no- que a menor virtuosismo individual se dé una mayor calidad del equipo. No se puede afirmar que se esté viviendo el eclipse de una estrella, pero sí que estamos alumbrando a un equipo liberado de la talantdependencia.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 12 de junio de 1999