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ELECCIONES 13-J Cierre de campaña

Una recta final marcada por la crispación y el cruce de descalificaciones

Populares y socialistas afrontan mañana su primer gran pulso electoral tras la llegada de José María Aznar a La Moncloa, hace ya tres años. El jefe del Ejecutivo, con el respaldo de las encuestas, proclamó anoche en Madrid que necesita el voso masivo de sus seguidores para "oxigenar España y desterrar la crispación y cualquier tipo de nostalgia". "España", sentenció en alusión a los 13 años de Gobierno socialista, "debe dejar de mirar al pasado". El PSOE, por contra, confía en que una alta participación de los progresistas deje a los populares con la palabra en la boca. "Si nos unimos, no habrá quien pare nuestra victoria", dijo Joaquín Almunia en un abierto llamamiento para que el voto de la izquierda se aglutine en su partido.

, Los ataques de IU y la indiferencia del PP hacia el secretario general de la OTAN, Javier Solana, al que Julio Anguita tachó de "criminal de guerra", fueron el detonante de la crispación de esta dura campaña del 13-J, si bien las palabras broncas empezaron cuando en la recta final el Gobierno dio a conocer que había mantenido conversaciones con altos dirigentes de ETA. Los últimos mítines estuvieron marcados por lo que en el PSOE llaman "calentón" de su ex líder Felipe González contra José María Aznar y Julio Anguita. Pero antes el presidente del Gobierno y los populares ya habían acumulado un comportamiento que el secretario general del PSOE, Joaquín Almunia, calificaba ayer de "mezquino" y "rencoroso". "Ha sido una campaña torva, bronca y calumniosa", subrayaba el lider del primer partido de la oposición. A la denuncia del caso del lino formulada contra la candidata del PP, Loyola de Palacio, respondieron de inmediato con enconados mensajes el secretario general de los populares, Javier Arenas, y el propio presidente Aznar. Si a De Palacio se la cuestionaba como posible comisaria europea, el PP replicaba que ningún ex ministro socialista debería ostentar ese cargo por haber pertenecido a los gabinetes de Felipe González. Luego Arenas llamó a Almunia "Joaquín Calumnia", y Aznar despachó a González con la frase de que "no es nadie ni nada". El ex presidente le replicó que mucho peor resultaba "ser presidente en ejercicio y no ser nadie". En esta situación los socialistas esperaban un golpe de efecto del PP porque su percepción era que llevaban la iniciativa. Surgió entonces el anuncio del Gobierno de que había mantenido un contacto con ETA. Aznar lo utilizó en los mítines, y con cierto apasionamiento lo convirtió en un hecho muy positivo protagonizado por su Gobierno. Y González, trece años en el Gobierno afrontando las duras embestidas de ETA, reventó.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 12 de junio de 1999