El presidente suráfricano, Thabo Mbeki, se dirigió ayer al Parlamento por primera vez desde que accediera al cargo el pasado día 16 y anunció la profundización en el liberalización económica como estretagia para introducir a Suráfrica en el sendero de la prosperidad. Las recetas, ya apuntadas en la anterior legislatura, incluyen la privatización de empresas, el impulso a la iniciativa privada y la atracción de inversiones extranjeras. La primera consecuencia es que, según anunció en el discurso, la compañía aérea helvética Swissair comprará el 20% de las líneas aéreas surafricanas (SAA). El precio de la operación es de 231 millones de dólares (unos 37.000 millones de pesetas). A la SAA seguirán los ferrocarriles y la empresa nacional de telecomunicaciones. El discurso de Mbeki sobre el estado de la nación giró en torno a dos objetivos fundamentales: estabilizar el mercado laboral (el 30% de los empleos son precarios) y hacer del país un lugar "digno y seguro" para vivir. Con respecto al primero, anunció las medidas liberalizadoras, que se encuadran en el programa de Desarrollo y en el de Crecimiento, Empleo y Reconstrucción. El segundo será consecuencia de la buena marcha de las finanzas surafricanas, del éxito en la lucha contra la delincuencia y de la ruptura definitiva con la sociedad "brutal" heredada del apartheid, el régimen racista.
El horizonte que dibujan las palabras del presidente es la "emancipación de Suráfrica y la edificación de una sociedad más humana, centrada en el pueblo". Esta sociedad "debe garantizar a cada ciudadano la dignidad de una calidad de vida respetable independientemente del sexo, el credo o la raza".
Mbeki, cuyo Congreso Nacional Africano obtuvo 266 escaños de los 400 de la Asamblea Nacional en las elecciones del pasado día 2, también se dijo dispuesto a terminar con la corrupción en las administraciones locales y nacionales.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de junio de 1999