La última sesión de la semana en la bolsa española estuvo marcada por la cautela, a la espera de la apertura de Nueva York. Los inversores sólo quieren arriesgar lo justo y necesario, por lo que prácticamente a lo largo de toda la jornada las ventas, aunque en niveles muy moderados, dominaron el mercado. No obstante, una vez vista la apertua de Wall Street, con un índice Dow Jones al alza -cerró en 11.139,20 puntos, máximo histórico- el resto de los mercados europeos no se lo pensaron dos veces y todos terminaron con signo positivo en sus indicadores. El dato de desempleo en EE UU fue el motor de las subidas en las bolsas, ya que aumentó una décima en junio, hasta el 4,3%. Esto se ha interpretado como síntoma de cierta desaceleración económica, por lo que la inflación puede estar controlada y, por lo tanto, el temor a nuevas subidas de tipos de interés parece alejarse.
El índice general madrileño finalizó la sesión con una subida de 2,59 puntos, un 0,28%, y en la semana se anota un saldo positivo del 1,39%. El volumen de negocio en el mercado continuo ha superado los 158.000 millones de pesetas efectivas, 953 millones de euros, pero, como viene siendo habitual, muy concentrado, ya que sólo cinco valores acapararon el 40% del total del mercado. Por su parte, el euro volvió a marcar un nuevo mínimo histórico en su cambio oficial a 1,0241 dólares, mientras que la deuda cerró al 4,83%.
Para el próximo lunes no se esperan muchas novedades en los mercados, pues en esta ocasión no se podrá contar con la evolución de la bolsa neoyorquina, al ser día festivo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 3 de julio de 1999