La lluvia caída ayer en la región logró reducir los niveles de ozono troposférico en todos los municipios mientras continuó el debate político sobre la necesidad de tomar medidas que consigan frenar la concentración creciente de este gas nocivo en el aire. La formación de ozono troposférico depende de la conjunción de altas temperaturas, ausencia de vientos y emisión a la atmósfera de contaminantes primarios (procedentes de coches e industrias), por lo que la existencia de lluvias contribuye a reducir su nivel.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 28 de julio de 1999