La estatua ecuestre de Franco situada desde 1959 en la plaza de San Juan de la Cruz no es de nadie. O eso se desprende de la negativa del Estado, la Comunidad y el Ayuntamiento a reconocer su propiedad. Todo un embrollo que ha vuelto a salir a la luz después de que IU solicitase al Congreso que retirara la estatua. El Gobierno contestó ayer alegando que a quien le corresponde decidir el futuro de la estatua es al Ayuntamiento, ya que el asunto es competencia suya debido a que la obra se erige en suelo público. Pero el municipio, al igual que la Comunidad, negó ayer que la estatua le pertenezca. La polémica es vieja: en noviembre de 1992 (véase EL PAÍS del 22 de noviembre de 1992) se demostró que en ningún inventario municipal figuraba la estatua.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 5 de agosto de 1999