Abro el periódico y leo un artículo (el último de tantos) sobre la liberación de la mujer. ¿El título? La verdadera revolución del siglo XX, por Ignacio Sotelo. Parece interesante. ¿Será distinto a los demás? La profilaxis antiséptica, la Primera Guerra Mundial, la píldora anticonceptiva y la fecundación in vitro. Éstos son los cuatro factores señalados por el autor como origen de nuestra situación actual. Y el movimiento feminista, salvo en algunos "momentos estelares" (¿?), no ha tenido nada que ver. Lo mismo de siempre. La emancipación se ha debido a los "cambios sociales". Para variar. ¿Y éstos? ¿A qué se han debido? Señor Sotelo: los factores que usted enumera han sido fundamentales para la liberación de la mujer. Pero no han venido por sí solos. La lucha contra la mortandad durante y tras los partos, por el acceso de la mujer al trabajo remunerado, por el control de la función reproductora y por que la maternidad (voluntaria) no sea un obstáculo en nuestra vida profesional son tan sólo algunos de los objetivos que ha logrado, que está logrando, el tan denostado feminismo. Negar, olvidar la labor de las sufragistas, de Simone de Beauvoir, de Clara Campoamor, del NOW, del feminismo nórdico, de Betty Friedan, de John Stuart Mill, de Mary Daly, de Mary Wollstonecraft... y su relación causa-efecto con la actual situación de la mujer es como afirmar que el socialismo no ha tenido ninguna importancia en la mejora de las condiciones del proletariado. Como decir que Revolución Francesa y democracia no guardan ninguna relación (salvo en algunos momentos estelares, claro).Negar el feminismo es negar nuestra historia. No podremos entender el presente ni hacer nada por nuestro futuro hasta que no se rehabilite a un movimiento vital en los últimos siglos. No es justo afirmar la importancia de nuestra liberación negando después el mérito de nuestras liberadoras
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 5 de agosto de 1999