El modelo que ha utilizado el concejal de Vivienda y Rehabilitación Urbana, Sigfrido Herráez, para convertir una nave del viejo matadero en estudio de artistas se encuentra en un emblemático y vanguardista barrio de Nueva York: el Soho, localizado en la isla de Manhattan.Esta zona neoyorquina sufrió una transformación parecida, a grandes rasgos, a la experimentada por el matadero: sus edificios, que albergaban talleres y pequeñas industrias de principios de siglo en el centro de la ciudad, quedaron obsoletos. Así que las grandes naves, sin uso definido en una parte de la metrópoli rodeada de viviendas o de oficinas, estuvieron a punto de desaparecer en los años setenta bajo la presión urbanística.
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Al final, artistas jóvenes vieron cómo los grandes espacios iluminados de esas naves amplias y diáfanas, denominadas allá lofts, les venían al pelo, tanto como estudio como residencia. Y se trasladaron allí. Hoy día, el Soho es uno de los barrios con más vida de la ciudad norteamericana, lleno de tiendas de moda, de restaurantes modernos y de salas de arte.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 11 de agosto de 1999