Era más bien el duende entre tantos edificios alineados severamente en la autopista de Madrid-Barajas. Sus vecinos no le encontraban parecido y recurrieron a la denominación oriental.Algunos templos orientales eran incendiados periódicamente y reconstruidos exactamente igual. Una manera de decir que la forma está por encima de los intereses estrictamente materiales. Reconstruyendo La Pagoda en su sitio, se evitaría una brutal mutilación, y se volvería a llenar el hueco que deja en nuestra fantasía.- .
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 11 de agosto de 1999