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REVISTA DE PRENSA

Desfile de los primeros ministros

Nueva York

Son tiempos extraños en Moscú. Han destituido a otro primer ministro, el cuarto en los últimos 17 meses. Borís Yeltsin invita a la parodia en un momento en el que su país necesita estabilidad. Yeltsin y sus gobiernos evanescentes parecen cada vez más irrelevantes para la mayoría de los rusos, una imagen triste del hombre que tanto hizo por liberar a su país del comunismo. (...) Parece estar más preocupado por buscar un sucesor que un primer ministro. Asegurarse de que el próximo presidente ruso sea un demócrata reformista es una tarea loable, si es eso lo que pretende, pero el camino a seguir no pasa por la sucesión de una serie de primeros ministros mediocres. Los errores cometidos por Yeltsin manifiestan su escasa capacidad de liderazgo y ponen en entredicho a todos los que le apoyan.Su último delfín, Putin, comparte algunas características con sus predecesores más inmediatos. (...) Los tres han dirigido los servicios de seguridad rusos que sucedieron al KGB, organismos que no se caracterizan por enseñar valores democráticos. (...) Ninguno de ellos tenía experiencia en política económica cuando fueron designados. (...) Si Putin es confirmado por la Duma, tendrá que moverse rápidamente (...) para justificar ante el FMI los nuevos préstamos. (...) Es duro imaginar cómo Putin, sin experiencia en política electoral y sin ningún partido organizado que le apoye, puede aspirar a la presidencia. En Rusia, Yeltsin (...) es más objeto de burla que de respeto (...)

, 10 de agosto

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 11 de agosto de 1999