El torero Manolo Escudero murió el martes en su domicilio de Madrid a la edad de 84 años. Se trata de una figura señera de la tauromaquia y, sin embargo, en la corrida de San Sebastián, no se guardó en su memoria un minuto de silencio, como es tradicional en la fiesta de los toros. La autoridad, la empresa y los toreros del festejo donostiarra no se distinguen precisamente por su sensibilidad. Y la verdad es que se les nota.El maestro Escudero toreó en las décadas de los años 40 y 50, y destacó por su acusada personalidad tanto como por su condición de estilista con el capote. En la plaza solía mantener una gallarda apostura, por supuesto pletórica de torería, que a veces rayaba en la afectación. Pero todo ello se transmutaba en inspirada naturalidad cuando mecía el lance a la verónica.
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Sus conocimientos y su concepción artística del toreo hicieron que durante años sentara escuela y fueron muchos los toreros principiantes e incluso los aficionados que recibieron sus lecciones. También se dedicó al apoderamiento y últimamente dirigía las carreras del novillero ecuatoriano Guillermo Albán y del novel Gonzalito. Manuel Escudero Gómez nació en Madrid, donde debutó el 15 de agosto de 1941. Manolete le dio la alternativa en Murcia el 2 de mayo de 1943 con toros del Conde de la Corte. Permaneció en activo hasta 1960, con una trayectoria irregular, a veces debida a los percances -el más grave lo sufrió en el coso donostiarra de El Chofre- aunque manteniendo siempre su categoría de torero elegante y artista.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 12 de agosto de 1999