La agresión al medio ambiente que la ampliación de Barajas va a producir en la zona norte de Madrid preocupaba a los estrategas electorales del Partido Popular. Se podían perder muchos votos en las elecciones del pasado mes de junio.La solución la proporcionó el señor Ruiz-Gallardón. Se presentaría como paladín de Campo Real en defensa del medio ambiente de la zona norte y en aparente contradicción con el señor Arias-Salgado y el señor Manzano, ambos insensibles al bienestar de las aproximadamente 500.000 personas que la habitan.
Esta estrategia, en mi caso, funcionó a la perfección. Mi familia y yo votamos ilusionados al señor Ruiz-Gallardón pensando que dentro del partido existía un constraste de pareceres que les haría reflexionar antes de acometer el disparate de ampliar Barajas, un aeropuerto rodeado de núcleos de población y proyectos de desarrollo. Sólo perdieron algunas alcaldías.
El señor Ruiz-Gallardón se apresuró a descubrir su verdadera postura apenas sentado en su confortable poltrona. Campo Real se aleja en el tiempo. La agresión se va a perpetrar haciéndonos recordar las salvajadas medioambientales que se cometieron en España en el pasado.
Mi familia y yo nos pasaremos a la abstención. Imagino la condescendiente sonrisa del señor Ruiz-Gallardón; total, serán sólo cuatro o cinco votos. Que tengan cuidado los estrategas electorales del PP, a lo mejor pierden 200.000 o 300.000 votos por tomar el pelo al personal.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 23 de agosto de 1999