Tras haber ocultado medio centenar de agresiones por miedo a las represalias, o a la expulsión los que carecen de permiso de residencia, los inmigrantes que residen en Campohermoso, una pedanía de Níjar (Almería), han decidido acabar con el silencio y protestar. Ayer comenzaron una primera jornada de huelga y se manifestaron, por segunda vez, en las calles. Protestan por los siete días que llevan sufriendo ataques de una banda de nueve personas.Aseguran que están cansados de sentir temor, y exigen una solución inmediata. Han decidido no acudir a los invernaderos (principal industria local) y mantener movilizaciones como la que ayer reunió a unos quinientos trabajadores extranjeros, en su mayoría de Marruecos, Liberia y Ghana.
Cadenas, barras de hierro, estacas y piedras han dejado una dolorosa huella en el cuerpo y el rostro de decenas de inmigrantes. Algunos afirman haber sido intimidados y amenazados con pistolas.
Ya se han presentado seis denuncias ante la Guardia Civil. En algunas se detalla la descripción de los agresores e incluso algunas matrículas de vehículos. El domingo por la tarde, después de la primera concentración, la Guardia Civil de Níjar identificó a cuatro personas que viajaban en un Renault Laguna blanco, con matrícula de Almería, y que portaban varias pistolas falsas; pero hasta el momento no hay ninguna persona detenida. A.B., un marroquí sin permiso de residencia, de 21 años, permanecía ayer en un cortijo recuperándose de las múltiples heridas que sufrió en un supuesto intento de atropello con un coche rojo, del que no recuerda más detalles. Aunque lleva un año en España, no se atrevió a presentar denuncia porque no tiene papeles. El miedo le ha impedido incluso participar en las manifestaciones con sus compañeros.
La protesta de los inmigrantes ha surgido de forma espontánea. No están organizados ni tienen ninguna asociación propia. No obstante, el secretario de Acción Social de CCOO, Emilio Asensio, se ha sumando a las protestas y, en una reunión mantenida ayer con la policía, exigió inmunidad de los trabajadores sin permisos que quieran presentar una denuncia.
La convivencia entre los 15.400 vecinos españoles de Níjar y los 4.000 extranjeros es difícil. Durante las protestas de ayer, algunos vecinos de Campohermoso se quejaban. "Por qué no preguntáis por lo que ellos roban y hacen. Yo tengo hijas, y me da miedo que salgan por la noche, por si les hacen algo", comentaba un vecino a los periodistas.
Los inmigrantes han insistido en que su queja no se dirige contra los habitantes de esta pedanía, sino exclusivamente contra los agresores. Tienen previsto continuar las movilizaciones, y han advertido de que serán los empresarios agrícolas los que sufran las consecuencias de la huelga, que se mantendrá hasta que estén detenidos los miembros de la banda.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 14 de septiembre de 1999