Por fin tuvimos ayer la ocasión de ver una película que se apunta como clara favorita para el galardón a la mejor ópera prima. Dirigida por el francés Laurent Cautet, Ressources humaines narra, en 100 secos, contundentes minutos, la génesis de un conflicto obrero, un cambio de partido y la asunción de un desclasamiento, todo ello sin ninguna concesión fácil a la emotividad o al panfleto. El filme se sitúa en una tradición mayor, la del realismo crítico, que es una venturosa constante a lo largo de la historia del cine francés. Tiene una desnudez espartana, la mirada afilada de un Ken Loach o un Bertrand Tavernier.
MÁS INFORMACIÓN
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 24 de septiembre de 1999