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La Copa Davis se convierte en el juego de los despropósitos

Unos y otros han convertido la eliminatoria para la permanencia de España en el Grupo Mundial de la Copa Davis en el juego de los despropósitos. España se enfrenta a Nueva Zelanda -los primeros partidos se habrán disputado esta madrugada- en Hamilton sin sus mejores jugadores, pero con la confianza de superar la eliminatoria y mantenerse entre la élite.La principal ventaja es que el equipo de Nueva Zelanda es mucho menos potente que el español: Brett Steven es el 185º mundial y Mark Nielsen, el 267º. Al menos sobre el papel sería una auténtica sorpresa que Félix Mantilla (18º) y Pato Clavet (32º) perdieran alguno de sus puntos. En el doble (3.00 horas, La 2), formado por Julián Alonso y Joan Balcells, existen más dudas.

La cuestión básica, sin embargo, es que esta eliminatoria ha supuesto un claro enfrentamiento entre tres de los mejores jugadores españoles y el capitán, Manuel Santana. Y eso es la primera vez que ocurre desde que Santana tomó posesión del cargo en 1995. En el fondo todo ha sido un gran despropósito. Carles Moyà, Àlex Corretja y Albert Costa alegaron no estar en su mejor momento ni físico ni anímico para disputar la Copa Davis, pero se equivocaron al no explicar públicamente y sin tapujos sus razones. Santana se explicó mal y en vez de justificarles -como les había dicho- les lanzó encima la responsabilidad de no querer jugar, y les amenazó veladamente al afirmar que el esfuerzo de quienes viajaban "se tendría en cuenta en futuras eliminatorias".

Hubo reacciones públicas y otras privadas, pero todas demostraron que la excelente relación -al menos aparente- que había existido hasta ahora, se había roto. Sin embargo, otros jugadores con los que Santana apenas había contado asumieron la responsabilidad de salvar la eliminatoria, y lo hicieron sin preguntas, sin rencores, y con una predisposición encomiable. Mantilla, Clavet, Vicente, Alonso y Balcells merecen, ocurra lo que ocurra, un reconocimiento público. A pesar de que, en otro despropósito, Santana prescindió de Vicente tras viajar a Nueva Zelanda.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 24 de septiembre de 1999