Algunos creyentes como yo vemos ya, con la resignada indiferencia de lo irremediable, cierta chacota sobre las declaraciones papales e incluso que en algunos ámbitos de la "cultura" se nos mire con una condescendiente e imaginaria superioridad, como si para ser creyente fuera necesario ser memo. Digo esto a raíz de las inusitadas reacciones que ha levantado la afirmación del Papa de que "el infierno no es un lugar físico", lo que parece haber escandalizado a muchos en cuya buena fe, con franqueza, cuesta creer. ¿Qué esperaban?, ¿que se descubriera el infierno exactamente a tres kilómetros de Almería por la nacional 340?, ¿les parecería eso lo bastante físico?
Los "desprejuiciados" críticos son ciegos para sus propios prejuicios y hacen idéntico "no físico" con inexistente. ¿Es tan inconcebible que pueda haber modos de existencia no físicos?, ¿y que haya modos de expresión simbólica que, para hacerse entender, tomen como punto de partida una realidad física análoga como, por ejemplo, el fuego? Ahora, que si lo que sucede es que los escandalizados gustan de escandalizarse, entonces sobre gustos no ha lugar a disputa, pero entonces que no se enfaden si no se les toma en serio.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 28 de septiembre de 1999