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El simbolismo español

España debutará en una Copa del Mundo. En principio, esto parece una buena noticia. Sin embargo, la participación española es simbólica, y mucho más si no gana el sábado a Uruguay, el único rival asequible. Ojalá que no vuelva a convertirse en ridícula, como en la fase previa o en la preparación, cuando se sucedieron las derrotas aplastantes contra Escocia o clubes franceses y británicos. Si los escoceses rondaron los 100 puntos, algo que se puede repetir el día 16, seis antes, el 10, quizá sea aún peor frente a Suráfrica, que ya ha anunciado su intención de jugar con el primer equipo todos los partidos, sin reservar a sus figuras.El problema español es que ha sido incapaz de reconvertirse siquiera a un nivel digno europeo o para competir con los de segundo nivel mundial. Y no valen razonamientos de fichas, porque España tiene más de 7.000 jugadores seniors, evidentemente menos, o muchos menos que otros países, pero más que otros, y en todo caso no es muy diferente a deportes en los que sí se ha alcanzado la élite mundial, como el voleibol o el judo. Es cuestión de adaptarse al profesionalismo, con buenos técnicos y buscando patrocinios para crear cantera o fichar extranjeros de valía. Pero el rugby español, que incluso tuvo publicidad gratuita por televisión con los partidos del Cinco Naciones, no ha sabido hacerlo. Los clubes han hecho intentos, pero la federación no los ha secundado.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 29 de septiembre de 1999